Oir o Escuchar. El Mindfulness da su veredicto
Máximo Bruno
6/21/20241 min read


En Mindfulness se trabaja mucho con esta diferencia ya que es relevante a la hora de mejorar los vínculos humanos.
Oir es la capacidad de percibir ruidos, pero escuchar es utilizar esa habilidad y sumarle otros componentes como la atención y la consciencia.
A menudo en la vida moderna solo oímos, bien por distracciones como el teléfono, el nivel altísimo de consumismo que nos llena de objetos o por una cuestión de percepción de que tenemos poco tiempo para hacerlo.
El Mindfulness propone escuchar, porque cuando eso se logra se rompe la barrera de los malos entendidos, generamos empatía, y algo fundamental: DEJAMOS DE ESCUCHAR CON NUESTRA MENTE.
Sí, porque cuando estas oyendo a alguien, tu mente comienza a pensar sobre esas palabras y solo escuchas aquello que refuerza tus creencias u opiniones, o escuchas solo lo que te interesa y luego prosigues oyendo. Esto es tan acentuado hoy que mucha gente cree que tiene TDAH y no es así, es solo su mente parloteando y nutriendo pensamientos propios sobre una idea que dio otra persona. Allí dejamos de escuchar, oímos solamente y nos volvemos individualistas, cortamos la empatía humana y comenzamos un diálogo con nuestra mente, y esta vez sí le prestamos atención a ese caótico plano mental.
OÍMOS A LAS PERSONAS PARA ESCUCHAR A NUESTRA MENTE. CUANDO DEBERÍA SER AL REVÉS.
Esto sucede porque nuestro cerebro no quiere gastar energía en generar nuevas conexiones neuronales cuando algo que nos dicen puede retarnos a tener que reconstruir un pensamiento que traemos desde niños.
La única forma de salir de esta trampa mental, pasar de oir a escuchar, tomar la escucha para cambiar y ampliar nuestra perspectiva y por fin mejorar nuestros vínculos es la ESCUCHA CONSCIENTE, una habilidad que solo se logra meditando y fortaleciendo nuestra capacidad de atención.